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Desafíos en el Matrimonio

Evento Aniversario

Equilibrando Individualidad y Unión en la Pareja Judía

El matrimonio, una institución tan antigua como la humanidad misma, sigue siendo uno de los mayores desafíos y fuentes de crecimiento personal en nuestras vidas. En la tradición judía, el concepto de matrimonio va mucho más allá de la idea romántica de "vivieron felices para siempre". Es, en realidad, un proyecto de vida que requiere dedicación, esfuerzo y una comprensión profunda de las necesidades tanto individuales como colectivas.


La Paradoja del Matrimonio: Unión de Opuestos


Imaginemos por un momento que el matrimonio fuera un proyecto de inversión. ¿Qué inversionista apostaría por unir a dos personas completamente diferentes, con traumas personales, antecedentes culturales distintos y, en ocasiones, ni siquiera un idioma en común? Parece una receta para el desastre, ¿verdad? Sin embargo, es precisamente en esta aparente incompatibilidad donde reside la belleza y el potencial transformador del matrimonio judío.


La tradición nos enseña que Adam, el primer hombre, fue creado de la tierra (Adama), el elemento más pesado y denso. Esta conexión con lo terrenal se traduce en una necesidad intrínseca de respeto y reconocimiento. Por otro lado, Eva (Java) fue creada a partir de Adam, lo que implica una búsqueda constante de conexión y unión.


Las Necesidades Fundamentales: Respeto y Conexión


En la práctica terapéutica, estas diferencias fundamentales se manifiestan constantemente:


- Los hombres a menudo se quejan: "¿Por qué mi esposa no me da mi lugar? No me siento importante en sus ojos."

- Las mujeres, por su parte, expresan: "Me siento desconectada. Él siempre está en su celular, no me ve realmente."


Entender y atender estas necesidades básicas es el primer paso hacia un matrimonio más armónico. Para el hombre, ofrecer ese espacio de conexión que su esposa anhela. Para la mujer, brindar el respeto que su esposo necesita, incluso en momentos de conflicto.


El Mito de la Pareja Perfecta


Hollywood nos ha vendido la idea de que el matrimonio es el final feliz de una historia de amor. En la realidad judía, es apenas el comienzo. La bendición nupcial "she tiscú libnot bait neeman beIsrael" (que tengan el mérito de construir una casa fidedigna en el pueblo de Israel) enfatiza la palabra "libnot" - construir. El matrimonio es un proyecto de construcción continua, que requiere esfuerzo diario y dedicación constante.


La Paradoja de la Individualidad en la Unión


Contrario a la creencia popular, un matrimonio saludable no es aquel donde los límites entre los cónyuges se difuminan hasta desaparecer. La terapeuta Miriam Milhauser señala que "el 'nosotros' de la pareja no es una simbiosis ni un estado muégano, sino una unidad que depende de la diferenciación de sus componentes."


En otras palabras, cuanto más definidos estén los individuos dentro del matrimonio, mayor será la salud mental y emocional de la pareja. ¿Por qué? Porque cuando cada uno tiene espacio para ser auténticamente quien es, la conexión que se genera es más profunda y significativa.


Estrategias para un Matrimonio Sano


1. Reconocer la Individualidad: Aceptar que tu pareja es un individuo con su propia misión de vida, separada pero complementaria a la tuya.


2. Practicar el "Tzimtzum" Emocional: Así como Hashem se "contrajo" para hacer espacio para la creación, a veces debemos "contraernos" emocionalmente para dar espacio a la realidad de nuestra pareja.


3. Cultivar la Admiración: Incluso en momentos de conflicto, buscar aspectos de tu pareja que puedas admirar. Cambia tu "ventana mental" para ver lo positivo.


4. Comunicación Consciente: Expresar tus necesidades de manera clara y escuchar activamente las de tu pareja.


5. Crecimiento Conjunto: Apoyarse mutuamente en el cumplimiento de los propósitos individuales y compartidos.


Conclusión: El Matrimonio como Camino de Crecimiento


El matrimonio judío no es para los débiles de corazón. Es un desafío constante que nos empuja a crecer, a superar nuestros límites y a descubrir facetas de nosotros mismos que desconocíamos. Es un espejo que refleja nuestras fortalezas y debilidades, ofreciéndonos la oportunidad única de convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.


Al final, el éxito en el matrimonio no se mide por la ausencia de conflictos, sino por nuestra capacidad de navegar juntos a través de ellos, creciendo individual y colectivamente en el proceso. Es una danza delicada entre la individualidad y la unión, entre el respeto y la conexión, entre el "yo" y el "nosotros".


¿Estás listo para aceptar el desafío? ¿Para construir no solo un hogar, sino un legado de amor, respeto y crecimiento mutuo? El camino no es fácil, pero la recompensa - un matrimonio verdaderamente significativo y satisfactorio - bien vale cada esfuerzo.